Un estudio reciente publicado en la revista Journal of Experimental Psychology demuestra que, independientemente de la nacionalidad, género, edad o background cultural, la mayoría de las personas comparten una visión común de lo que significa ser «cool».
Esta investigación, que encuestó a casi 6.000 personas en 12 países, identificó seis patrones universales que conforman la idea de lo «cool»: extroversión, hedonismo, poder, aventura, apertura y autonomía.
Todd Pezzuti, profesor asociado de Marketing en la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, Chile, quien lideró el estudio, explica que «algunas personas creen que ser cool se debe a la confianza y la competencia, mientras que otros lo asocian con la rebeldía». Sin embargo, Pezzuti y su equipo buscaron ir más allá de las opiniones y obtener respuestas reales. Según el experto, la idea de lo «cool» tiene un impacto significativo en la sociedad y las personas, ya que «las personas cool cumplen una función específica en los grupos y sociedades: desafían los límites y ayudan a provocar cambios culturales».
Elena Daprá, psicóloga del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, coincide con los autores del estudio en que «lo cool no es solo una moda o un fenómeno estético, sino una categoría psicosocial universal que señala a las personas capaces de inspirar, seducir o liderar emocionalmente sin someterse a reglas establecidas».
A pesar de la universalidad del concepto, los autores esperaban encontrar variaciones significativas entre países. Sin embargo, los datos revelaron una sorprendente similitud en las respuestas. El estudio seleccionó 13 países con culturas y perspectivas diversas, incluyendo Turquía, Nigeria y Corea del Sur, para capturar una gama más amplia de perspectivas culturales.
Los resultados mostraron que las «buenas personas» se asocian con ideas como conformismo, tradición, calidez y tranquilidad, mientras que las personas cool se caracterizan por una rebeldía típica que tiene sus raíces en la cultura del jazz hace más de 70 años.
La idea de lo «cool» se originó en la década de 1940 en Estados Unidos, cuando los músicos de jazz afroamericanos desafiaron las normas raciales de su tiempo. Para ellos, ser cool era una forma de resistencia silenciosa, una actitud emocionalmente controlada y segura frente al racismo y la exclusión.
Con el tiempo, esta idea de lo «cool» se ha ampliado y comercializado, adoptada por subculturas como el punk y el hip hop, y posteriormente por marcas y medios masivos. Finalmente, los algoritmos de redes sociales como TikTok han acelerado la homogeneización de este ideal aspiracional a escala mundial.
En conclusión, la globalización ha actuado como altavoz y estabilizador del concepto de lo «cool» a escala mundial. La hiperconectividad actual ha unificado los símbolos, estéticas y narrativas de lo «cool», haciéndolo más reconocible, deseado y estable en todas partes.
Sin embargo, la expresión de estos rasgos puede variar culturalmente, lo que sugiere que el comportamiento puede verse diferente, pero los rasgos subyacentes son los mismos.