La ciencia siempre ha sido una cuestión de vida o muerte. En el siglo XVIII, Carl Linneo y Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon, se enfrentaron con sus ideas sobre la clasificación de la vida. Linneo creó el sistema de nomenclatura binomial que nos legó, pero su esfuerzo también fue un intento de dominar la naturaleza y a otros pueblos, lo que se materializó en el colonialismo posterior.
Jason Roberts, autor del libro «Todos los seres vivos», explora la vida de estos dos científicos y cómo sus ideas transformaron nuestra comprensión de la vida. Linneo representó la fuerza del conocimiento para dominar el mundo, mientras que Buffon simbolizó la capacidad de la ciencia para asimilar la complejidad.
Roberts cree que la visión simplista de Linneo se ajustó perfectamente con el espíritu de la época y se convirtió en una forma de colonialismo cultural. Por otro lado, Buffon fue un defensor del concepto de evolución y se dio cuenta de que los humanos están cambiando permanentemente el clima global.
En la actualidad, Roberts ve paralelismos entre la atracción por el simplismo en la época de Linneo y la situación actual, donde la gente busca certezas y rechaza la complejidad. Considera que la capacidad de apreciar la complejidad es un valor social que debemos redescubrir.
En su libro, Roberts destaca que Buffon propuso una visión más dinámica de la naturaleza, similar a una Madre Naturaleza velada, mientras que Linneo impuso una máscara a la naturaleza, reduciendo la complejidad a unas pocas palabras. Roberts cree que debemos reconocer la complejidad para entender la naturaleza y ayudar a salvarla.
Finalmente, Roberts destaca que la conciencia de la complejidad puede ayudarnos a entender la naturaleza y a encontrar soluciones para salvar el planeta, en lugar de hacernos sentir inseguros o complacientes con nuestras categorías y etiquetas.