La experiencia de atropellar a un animal en la carretera puede ser sumamente traumática, no solo para el animal involucrado, sino también para el conductor. Desafortunadamente, no se trata de incidentes aislados, ya que en Estados Unidos, más de un millón de vertebrados mueren cada año como resultado de colliones con vehículos. Esto convierte a las carreteras y autopistas en un obstáculo significativo para la fauna. Además de las muertes, la fragmentación del hábitat también tiene un impacto negativo en la supervivencia de las especies, ya que les impide emigrar, reproducirse o buscar zonas con alimento adecuado.
Un ejemplo notable de este problema es la población de pumas en Los Ángeles, que se vio obligada a la endogamia debido a la falta de acceso a zonas con mayor riqueza genética. Este problema llevó a la creación de un proyecto constructivo ambicioso: el mayor paso de fauna del mundo.
La autopista 101 en California, EE. UU., es un ejemplo de cómo la infraestructura vial puede afectar negativamente a la fauna. Esta autopista concurrida tiene diez carriles y más de 300,000 vehículos diarios, lo que la convierte en un riesgo significativo para la vida silvestre. Uno de los felinos más emblemáticos de la zona es el «Brad Pitt de los pumas», también conocido como P22. A pesar de su fama, su especie enfrenta una difícil situación, con aproximadamente 20 muertes por atropello en la autopista 101 en los últimos 20 años.
Para abordar este problema, se creó el Wallis Annenberg Wildlife Crossing, un proyecto que busca construir un puente para la fauna que permita a los animales cruzar la autopista de manera segura. Con un costo estimado de 90 millones de dólares, este proyecto es el mayor de su tipo en el mundo y se espera que se complete en 2025. Además de permitir el cruce de animales, el puente también incluirá vegetación local y se integrará con el paisaje natural circundante.
La protección de la fauna no se limita a la infraestructura vial. La Sociedad Americana de Ornitología estima que más de mil millones de pájaros mueren cada año en EE. UU. debido a impactos contra ventanas de edificios. Para abordar este problema, se están desarrollando soluciones como cristales especiales que eviten estos impactos.
Además, la presencia de presas en ríos también puede afectar negativamente a la fauna acuática. Un ejemplo de cómo se están abordando estos desafíos es el «ascensor» para salmones en una presa en el norte de España. Este tipo de soluciones innovadoras es crucial para avanzar hacia una construcción más amigable con la fauna.
En conclusión, es esencial que consideremos el impacto de nuestra infraestructura en la fauna y que trabajemos para encontrar soluciones que protejan la vida silvestre y conserven la biodiversidad.