El mundo se encuentra en un proceso de reconfiguración geopolítica, caracterizado por la lucha entre las potencias globales por establecer un nuevo orden internacional. La agenda de «América Primero» impulsada por Donald Trump, que incluye una guerra arancelaria, ha acelerado esta tendencia, evidenciando la dura realidad de las relaciones de poder en la escena internacional.
En este contexto, Estados Unidos y China se destacan como superpotencias, dejando a los demás países en una posición de desventaja. Estados Unidos ha demostrado su poderío militar, económico y tecnológico, imponiendo aranceles en gran parte del mundo, exigiendo aumentos del gasto militar a sus aliados y bombardeando Irán con una operación que ningún otro país podía llevar a cabo. Además, dos de sus empresas tecnológicas más importantes, Nvidia y Microsoft, han superado el umbral de los 4 billones de dólares en términos de valor de capitalización bursátil.
Por su parte, China ha demostrado su propio poderío, restricciones a las exportaciones de materias primas estratégicas, lo que ha provocado una gran inquietud en los mercados globales. La resiliencia de China en medio de la tormenta se ha visto reflejada en una importante revisión al alza de sus perspectivas de crecimiento para este año, según el Fondo Monetario Internacional.
Ambos países se encuentran en una posición de preeminencia, ya que sus capacidades militares, tecnológicas, económicas, productivas y políticas los sitúan en un plano superior al de los demás países.
Según Manuel Muñiz, rector internacional de IE University, «vamos hacia un mundo de realpolitik, donde el uso de la fuerza va a ser mucho más central en las relaciones internacionales de lo que lo ha sido hasta el momento».
Rafael Dezcallar, exembajador de España en China, coincide en que «Estados Unidos y China son los únicos que tienen una visión global de lo que quieren. Son, además, visiones contradictorias y en conflicto inevitable». Dezcallar destaca que China puede condicionar profundamente el desarrollo industrial de los países con su manejo de las tierras raras, mientras que Estados Unidos tiene la tecnología punta en los sectores más importantes y una superioridad militar global incuestionable.
El índice tecnológico compilado por el Belfer Center de la Universidad de Harvard muestra que Estados Unidos y China dominan en los sectores clave, como la inteligencia artificial, la biotecnología, la cuántica y los semiconductores.
En materia de gasto militar, ambos países también se destacan muy por encima de los demás. La escasa capacidad operativa de los países europeos, a pesar de su peso económico, los deja en una posición de desventaja en comparación con Estados Unidos y China. Rusia, la India y Brasil también tienen sus propias limitaciones y no pueden competir con las dos superpotencias.
Sin embargo, a medio-largo plazo, la perspectiva puede cambiar. Manuel Muñiz considera que es posible que surjan nuevos polos de poder, como la India y la Unión Europea, que podrían sumarse a las dos superpotencias actuales. Pero en el presente, la realidad es que Estados Unidos y China dominan la escena internacional
. En resumen, el mundo se enfrenta a un nuevo orden geopolítico, caracterizado por la lucha entre las potencias globales por establecer su dominio. En este contexto, Estados Unidos y China se destacan como las principales superpotencias, mientras que los demás países se ven obligados a adaptarse a esta nueva realidad.