En diversas ocasiones hemos discutido el potencial del 5G en esta plataforma, que ya está siendo implementado en países desarrollados. Desde la baja latencia que beneficiará a los vehículos autónomos hasta la capacidad de conectar millones de dispositivos por kilómetro cuadrado que impulsará el Internet de las Cosas, los beneficios son innegables. Sin embargo, no todas las áreas están experimentando el mismo progreso. El objetivo de un proyecto liderado por la Universidad de Sheffield en el Reino Unido es asegurar que las zonas más desfavorecidas y remotas puedan también acceder a estas tecnologías de vanguardia.
La implementación de las redes 5G requiere importantes inversiones tanto en espectro de radio como en hardware, como lo son las antenas. La implementación se está realizando de forma gradual, con dos tipos de arquitectura: Arquitectura Non-Stand Alone (NSA), que aprovecha la infraestructura existente de 4G, y la Arquitectura Stand Alone (SA), que permite aprovechar plenamente el potencial del 5G. Además, las antenas 5G también se clasifican según las bandas en las que operan, como Sub-6 y mmWave.
La Universidad de Sheffield ha comenzado a fabricar antenas 5G y 6G mediante impresión 3D, lo cual reduce significativamente los costos y los tiempos de producción. Este nuevo método utiliza nanopartículas de plata para imprimir antenas en pocas horas a un bajo costo, manteniendo sus funcionalidades.
Los desarrolladores destacan que esta técnica permitirá producir antenas en gran cantidad y a bajo costo, beneficiando a zonas remotas de forma eficiente. La electrónica de fabricación aditiva está revolucionando la producción de componentes informáticos mediante impresión 3D, como semiconductores y sensores. Esto tiene el potencial de solucionar problemas de abastecimiento de microchips y ser clave en el desarrollo de tecnologías innovadoras, como dispositivos termoeléctricos que convierten calor en electricidad.
La electrónica de fabricación aditiva es una técnica de gran potencial, con estimaciones que apuntan a un valor cercano a los 40 000 millones de dólares para el año 2030.